Beleforonte

Belerofonte fue un héroe de la mitología griega, cuyas mayores hazañas fueron matar a la quimera(un monstruo que se suele representar como un ser con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente) y domar al Pegaso. con la ayuda de una brida que le dio la diosa Atenea.

Era el hijo del Rey Glauco de Corinto. Belerofonte, que nació de la pasión de Poseidón por Eurínome, esposa del rey Glauco de Corinto.  Eurínome nunca reveló la verdad al rey, que educó a Belerofonte como a su propio hijo.
Tal es el caso Glauco era hijo de Sísifo, que intentó con orgullo escalar el monte Olimpo y entrar en la morada de los dioses. Por esta acción su descendencia fue perseguida por los dioses, mas Belerofonte, como hijo de Poseidón, escapó a la cólera divina. Sin embargo el destino le tenía preparadas muchas dificultades. En una expedición de cacería, mató accidentalmente a su hermano, y aunque esa muerte fue involuntaria debía ser purificada.
elerofonte se exilió de Corinto y se presentó en Tirinto, para ponerse al servicio del rey Preto y expiar así la muerte de su hermano. Preto lo recibió con amabilidad, pero su esposa Estenobea quedó prendada del joven. Aprovechó una ocasión en la que Belerofonte estaba solo para intentar seducirlo. Pero Belerofonte respetaba a Preto y rechazó a la reina. Estenobea quedó despechada, y en su furia acudió a Preto y acusó a Belerofonte de intentar violarla.
Preto se enfureció, pero no quería romper la obligación sagrada de la hospitalidad, pues sería perseguido por los dioses. Envió entonces a Belerofonte como mensajero para entregar una carta a Ióbates, rey de Licia y padre de Estenobea.
Ióbates recibió con gusto a Belerofonte, y ordenó celebrar una gran fiesta para darle la bienvenida. Pero al noveno día le pidió al joven que le entregara la carta, y quedó perturbado, pues en ella Preto pedía que se diera muerte al mensajero. Ióbates estaba obligado por la hospitalidad a respetar la vida de Belerofonte, pero para cumplir con la petición de Preto le pidió que eliminara a la Quimera, un monstruo que azotaba Licia. La Quimera tenía cuerpo de cabra, con la parte delantera de un león, y su cola era una serpiente. De sus fauces surgía un fuego terrible, y su piel era dura como el hierro. Era una misión suicida, pero Belerofonte aceptó, pues deseaba aventuras.
El término quimera o quimérico se usa a menudo metafóricamente para describir cosas que tienen atributos combinados procedentes de fuentes diferentes. En genética, por ejemplo, un organismo o tejido creado a partir de dos o más fuentes genéticas diferentes se denomina quimérico, como en pacientes sometidos a transplantes con órganos de otros donantes.
También se suele denominar quimeras a los leones chinos o perros de Fu.
La quimera es un animal fantástico de la mitología griega. Lo más aterrador de esta criatura es que expulsaba fuego por la boca, por lo que resultaba casi invencible y sumamente peligrosa. Quimera (en griego antiguo Χίμαιρα Khimaira; latín Chimæra) era un monstruo horrendo, hija de Tifón y de Equidna, que vagaba por las regiones de Asia Menor aterrorizando a las poblaciones y engullendo rebaños y animales. Fue madre con otro de la Esfinge y el León de Nemea.
Las descripciones varían desde las que dicen que tenía el cuerpo de una cabra, los cuartos traseros de una serpiente o un dragón y la cabeza de un León, hasta las que afirmaban que tenía tres cabezas: una de león, otra de macho cabrío, que le salía del lomo, y la última de dragón, que nacía en la cola. Todas las descripciones coinciden sin embargo en que vomitaba fuego por una o más de sus cabezas. Era sumamente rápida.
La Quimera es otro animal fantástico de la mitología griega. Era hija de Tifón (hijo menor de Gea) y Equidna (la víbora). Es una mezcla entre la cabeza de un león, busto de cabra y cola de serpiente, aunque también se la ha representado con varias cabezas, una de cabra y otra de león. Lo más aterrador de esta criatura es que expulsaba fuego por la boca, por lo que resultaba casi invencible y sumamente peligrosa.
El rey de Caria, Amisodares la crió y su lugar de residencia era Pátara. La Quimera azotaba con su fuego y cometía pillaje, robándose los rebaños en la ciudad de Licia. Por esto, el rey Yóbates le pide a Belerofonte (héroe griego, hijo de Poseidón) que la mate. Además, el rey tenía la doble intención de deshacerse de Belerofonte pues su hijo se lo pide en una carta.
Antes de partir en busca del monstruo, Belerofonte consultó con Polidus, el hombre más sabio de Licia. Polidus le aconsejó que pasara una noche en el templo de Atenea y que le ofreciera muchos presentes. Atenea aceptó los ofrecimientos de Belerofonte, y se apareció en sus sueños, entregándoles bridas doradas y mostrándole el lugar donde se encontraba la fuente en la que bebía Pegaso, el caballo alado que surgió de la sangre de la Gorgona Medusa.
Cuando Belerofonte despertó, encontró las bridas a su lado, y supo que el sueño había sido real. Fue entonces al lugar indicado por la diosa, encontró la fuente y esperó a que Pegaso acudiera. Cuando el caballo maravilloso llegó y empezó a beber, el héroe se acercó en silencio, antes de saltar y colocar las bridas. Pegaso se elevó por los aires, pero Belerofonte tenía experiencia en la doma de caballos, y a pesar de encontrarse a gran altura pudo dominar a Pegaso.
Tras recuperarse del esfuerzo de domar a Pegaso, Belerofonte lo montó y voló sobre él en busca de la Quimera. La encontró en el peñasco en el que tenía su nido, y de inmediato se inició la lucha. Pegaso era veloz y ágil, y pudo evadir las llamas que surgían de la boca de la Quimera, pero todas las flechas que Belerofonte lanzó rebotaban en la piel de la bestia. Por fin Belerofonte introdujo la punta de su lanza en la boca de la Quimera. La punta de esta lanza estaba hecha de plomo, y al derretirse por el fuego de las fauces del monstruo, le produjo la muerte.
Belerofonte desmontó de Pegaso y cortó la cabeza y la cola de la Quimera, como prueba del éxito de su misión. Cuando regresó a Licia, Ióbates se alegró por la muerte de la Quimera, pero para cumplir con la petición de Preto envió a Belerofonte a otras misiones peligrosas. Lo envió a luchar contra los Solimes, fieros ladrones que acechaban en las montañas de Licia, y contra las Amazonas, una raza de mujeres guerreras que vivían en las orillas del Ponto Euxino, el actual Mar Negro. Con la ayuda de Pegaso y el favor de Atenea, Belerofonte siempre regresó triunfante.
Ióbates supo entonces que el héroe estaba bajo la protección de los dioses y dejó a un lado la petición de Preto de causar su muerte, e incluso le dio como esposa a una de sus hijas. Durante muchos años Belerofonte vivió en paz y felicidad en Licia, y cuando Ióbates murió, tomó su lugar como rey. Sin embargo anhelaba más aventuras, y sus hazañas y victorias le llenaron la cabeza de orgullo. Decidió entonces que su lugar no estaba en la Tierra, sino en el cielo, junto a los dioses. Montó en Pegaso y se elevó para alcanzar las mayores alturas del Olimpo.
Zeus, el padre de los dioses, se indignó ante el atrevimiento de Belerofonte, y a pesar de los ruegos de Atenea decidió castigarlo. Envió a un tábano para que picara a Pegaso. El corcel alado se agitó por el dolor y arrojó a Belerofonte hacia la tierra. Pero Belerofonte no murió en la caída, porque Atenea dispuso que cayera sobre suelo blando. Humillado, lisiado y solitario, Belerofonte pasó el resto de sus días buscando a Pegaso, pero no lo halló, pues Zeus lo había reclamado para sí y lo guardó en sus establos celestiales.